sábado, 23 de abril de 2011

Atrapa tu sueño

En la sección Libros de Viajes tenéis algunos libros interesantes sobre la materia. Algunos de ellos son: Cartas desde el Planeta Tierra, Siete viajes a países extraordinarios, Siete viajes a islas extraordinarias, Viaje a la Sudamérica exótica o Manual de una vuelta al mundo.

El otro día Carlos Vegas (@carlinhosbraun) hacía referencia al reportaje: La vida nómada: una familia argentina lleva 11 años recorriendo el mundo, sobre Candelaria Chovet y Herman Zapp, una pareja de argentinos que danzan por el mundo viajando con sus hijos (merece la pena leerla).

Hoy os hablo del libro Atrapa tu sueño (más de 20.000 ejemplares vendidos), que es un libro que publicaron ambos hace algún tiempo y que es imprescindible leer. Un día decidieron durante seis meses viajar (al final se prolongó más de 3 años) desde el país del Río de la Plata hasta Alaska -pasando por Euador, Bolivia, Chile, Brasil, Perú, Venezuela, Estados Unidos...- subidos en un Graham-Paige modelo 1928 pero que los distintos acontecimientos del camino cambiaron poco a poco sus planes. El viaje empezó el 25 de enero de 2000 y recorrieron 23 países a una velocidad media de 40 kilómetros por hora.

Como todo viaje de este tipo, casi siempre lo de menos son los lugares que uno visita y lo más importante lo que ocurre a lo largo del trayecto: las personas que se conocen y las experiencias que se viven. Dejo algunos breves pasajes de Atrapa tu sueño:

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ARGENTINA. Poco días después de partir en una parada para reparar el coche, uno de sus paisanos con aire irónico les pregunta:

¿Por qué lo hacen?
Es nuestro sueño.

Y don José, el jefe del irónico cocluye: "Un sueño... entonces escúchate a ti mismo, no escuches a esta papanatas que nada sabe de sueños; si pides opinión a otros sobre tus sueños, escucharás hablar a gente que sabe cómo vivir la vida de los demás, pero no tiene idea de cómo vivir la suya. Sólo te mencionarán los peros. Sólo tú y nadie más que tú sabes lo que eres capaz de hacer, y fíjate que los que menos hacen son los que más critican. Así que si te critican es porque algo estás haciendo...".

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PERÚ. Durante un encuentro con otros viajeros argentinos que caminan por el mundo sucede la siguiente conversación:

Herman pregunta: ¿Cuánto hace que están de viaje?
Gula (el otro argentino) contesta: Salimos hace cuatro meses, ¿ustedes?

Sólo hace dos meses y medio. ¿A dónde van?
Queremos hacer Latinoamérica, Estados Unidos y Europa...

¿Y cuánto tiempo calculan para semejante viaje?
No sabemos, el que sea necesario

Herman reflexiona: "Mi vida siempre tuvo tiempos, nunca imaginé hacer algo tomándome para ello los días que fueran necesarios. Un horario, una fecha o al menos un tiempo estimado, siempre precisé una guía o, mejor dicho, un límite".

Y Gula añade: "Hasta hace muy pocos miles de años toda la humanidad era nómada. Esto fue así hasta que a un hombre se le ocurrió ser sedentario. A los demás les pareció que estaba loco, ¿cómo dejaría de ser nómada? ¿Renunciaría a conocer nuevos lugares, nuevos horizontes? ¿Abandonaría la aventura de conocer otros pueblos? A pesar de las preguntas de los demás, se quedó eligiendo despertar todas las mañanas de su vida en un mismo lugar. Sembró y cosechó, sus animales procrearon y ya no necesitó de la caza, él sólo se podía alimentar. Al tiempo, otros hombres se le sumaron y cuando fueron muchos ya nadie les consideró locos. Pero aparecieron otras dificultades: para empezar, no todos tenían el acceso al agua y los que sí, podían tener más animales y mejores cosechas. Esto creó la diferencia entre ricos y pobres. Entonces la tierra se convirtió en tema de disputa, y la gente salió a buscar otras. Así se formaron más pueblos: los que tenían éxito de cosechas o de almacenajes se extendían y esto trajo recelos y guerras. Y para las guerras se precisaban soldados y alguien que los dirigiera: pues de este modo surgieron, de entre los más ricos, ls reyes, quienes para dominar a sus pueblos se definían como sus protectores. A ellos debían ir las cosechas y ganancias, porque necesitaban mantener los ejércitos y construir sus castillos y murallas. Pero ¿por qué las murallas del castillo no protegían las casas de quienes pagaban esos impuestos? ¿Y por qué, si el ejercito estaba para defender al pueblo, el rey lo usaba para cobrar los impuestos eran cada vez más altos? Pasaron más años y surgieron más interrogantes. Y así llegamos al siglo XXI... nada ha cambiado, salvo a que un hombre se le ocurrió ser nómada. A los demás les pareció que estaba loco: ¿Cómo dejaría de ser sedentario como lo eran todos los demás?"

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ECUADOR. En una conversación con un pescador:

¿Qué se siente al navegar?
Navegar es arriesgar la vida desde el mismo momento en que uno deja el puerto. Es encomendarse a Dios, a la Virgen, al mar, al viento, al barco... Tu vida ya no te pertenece, pasas a ser un juego del mar: estás flotando en unas pocas maderas sobre aguas hambrientas, llenas de tiburones. Lo que ocurre no depende de ti: si el mar quiere, vuelves con pescado, regresas con tu familia. Navegar es vivir al borde del peligro, pero la recompensa es mucha: pues sientes la vida a cada latir del corazón.

¿Cómo es la vida del pescador?
En tierra no vale mucho. Cuando llegas al puerto quieres vender tu pescado, aunque sea a mal precio, con tal de irte con los tuyos. Al poco tiempo te aburres y andas bebiendo en los bares hasta que el dinero se acaba. Entonces preparas otra salida, arreglas tus redes, tu nave. Sobre un barco sentimos la vida, sabes que cualquiera es tan importante como el capitán, todos dependen de todos, no puedes tomar, ni dormirte, ni puedes distraerte, y ante la tormenta te debes encomendar y luchar aunque lleves las de perder. En el mar uno no puede aflojar.

¿Cuál es el mejor momento del pescador?
Dentro del mar, donde el horizonte es sólo agua, sobre su pequeño y frágil barco en el medio del mar, el pescador siente la gloria. Quiere atrapar al pescado más grande y volver bajo la peor tormenta para que cuando llegue al puerto todos hablen de él y sus hazañas. El mejor momento del pescador es cuando se transforma en leyenda.

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ECUADOR. En una conversación con un ciudadano del lugar, éste les pregunta:

¿Qué sienten ahora que están tras su sueño?
Me siento lleno de vida. Creo que estuve treinta años sin haber vivido. Creo que acabo de nacer porque recién ahora estoy viviendo.

¿Aprendieron algo en su viaje hasta acá?
Mucho, pareciera que más que un viaje fuera un aprendizaje. Aprendemos todos los días... es un mundo que se nos abre y se muestra.

¿Qué recuerdan más de todo lo que aprendieron?
Cuando salimos aprendimos que para avanzar hay que dejar los miedos a un costado, porque si los ponemos por delante, nunca nos dejarán avanzar. Aprendimos que en todo hay mucha energía y que sabemos usarla, nos ayudará mucho para lograr cosas, tales como sentirnos bien, llenos de salud y vida. Otra cosa superimportante que aprendimos es que somos parte de un todo, una parte muy importante, tan importante com es ser rey del mundo sin molestar el reinado de los otros.

¿Algo más?
Sí, aprendimos que tenemos que tratar de tener menos, en vez de tener más. Si no, las cosas nos amarran y nos hunden.

¿Y qué más?
Lo más importante que aprendimos es que no estamos solos. Hay alguien que está disfrutando a la part nuestra de este viaje, de este sueño, y que nos está ayudando muchísimo, porque siempre que necesitamos ayuda, ésta aparece.

El ciudadano ecuatoriano concluye: "Salieron al mundo y el mundo se les abrió porque ustedes se abrieron a él. Ustedes cambiaron, se han hecho moldeables como el barro. Cada momento, cada aprendizaje y cada persona que conocen les van dando forma a los nuevos yo que son ustedes y todo esto ocurre porque un día decidieron empezar. Algo tan simple como empezar, pero que nunca hacemos".

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AMAZONAS. Antes de partir en la canoa por el río, el Capitán Aldaz le dice a Hermán:

¿No tienes miedo a la muerte?
Tengo miedo a no vivir, a que me llegue la muerte sin haber vivido esta vida, siento, ahora que estamos siguiendo nuestro sueño, que resucité. Estaba vivo pero en una vida sin vida. No, no le tengo miedo a la muerte, la muerte no duele. Duele la vida, la vida que no se vive.

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AMAZONAS. En el trayecto paran en un lugar y el indígena Braulio les invita a quedarse a dormir. Entonces le preguntan si son los dueños de la tierra. Y contesta:

- La gente construye su casa donde gusta y cuando quiere. Cuando la tierra ya no da frutos, buscan otro lugar.

¿Y qué pasa con la casa abandonada?
Rapidamente vuelve a ser parte del suelo, y en unos años, selva.

Pero, ¿de quién es la tierra donde construyen?
La tierra no te pertenece, tú le perteneces a ella: de ella vienes y a ella irás. Todo lo que ves de tu cuerpo es un préstamo de la tierra y un día se lo devolverás. Antes de que nacieras la tierra ya existía y después de que te vayas seguirá estando. Dios te dio el milagro de la vida para que disfrutes de ella y de las bellezas de la tierra, no para que te adueñes. Que tengas un papel que diga que te pertenece... De ese papel la tierra se ríe.

En definitiva, un libro que merece la pena mucho leer, no sólo por las anécdotas del viaje sino por las enseñanzas vitales que tiene. Más información en: http://www.argentinaalaska.com/.. 

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